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Hong Kong express

  • Foto del escritor: Carla Pascual
    Carla Pascual
  • 21 jul 2022
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 15 jul

En un día, Hong Kong ofrece experiencias contrastantes: tanto paisajes naturales, como un puñado de construcciones de varias épocas y mercados callejeros.


La Isla de Hong Kong se distingue por su atractivo skyline: atiborrado de altos edificios en un fondo de verdes montañas que se levantan a solo unos cuantos kilómetros de la costa. Al internarse en este entramado de edificios, ¿qué le depara al visitante?

Vista de Victoria Harbour y Koowlon Bay desde Victoria Peak
Vista de Victoria Harbour y Koowlon Bay desde Victoria Peak. Cortesía: Wix

Comienzo con una visita al famoso Pico de Victoria, que alcanza 552 metros de altura y ofrece una vista espectacular del Puerto de Victoria y de la Bahía de Koowlon. Camino por calles empinadas y escalinatas para llegar a la entrada del parque que resguarda el pico, abierto de 7 AM a medianoche todos los días. Hay dos opciones para alcanzar la cima: la escalinata o el tram y, dada mi mala condición física, opto por la segunda. El trayecto cuesta arriba sobre rieles de una inclinación casi vertical tarda unos 10 minutos.

     Desde el mirador del Pico de Victoria, me sorprende el panorama tras bambalinas de cientos de edificios habitacionales y de oficinas: con trabajo distingo algunos recovecos entre ellos. Más lejos, abundan los barcos de carga anclados esperando a zarpar del 8vo puerto de contenedores más grande del mundo en el año 2023, según el World Shipping Council. El transporte marítimo y de carga junto con los servicios financieros colocaron a Hong Kong en la posición número 15 en PIB per cápita por paridad de poder adquisitivo (PPP) en el año 2023, según Worldometer. Sin embargo, su extensión territorial es pequeña (ocupa la posición 183 a nivel mundial), razón por la cual Hong Kong tuvo que crecer hacia el cielo.

Al descender del tram que me llevó de vuelta a las faldas del Pico de Victoria, me despido de la frondosa vegetación para dar paso a la piedra, el concreto y el vidrio de los edificios. La calle de Garden Road me lleva a la catedral St John’s, construida en ladrillo gris y piedra entre 1847 y 1849 por los británicos y perteneciente a la iglesia anglicana. La catedral es el resultado de combinar el estilo inglés del siglo XIII y el gótico, y contrasta con el expresionismo de, por ejemplo, Bank of China Tower, a solo unas cuadras. Entre los cientos de edificios que se elevan en Hong Kong, este, sin duda, me cautiva por su originalidad y estética.


Bank of China Tower en Hong Kong, diseñada por el arquitecto I.M. Pei
Bank of China Tower en Hong Kong, diseñada por el arquitecto I.M. Pei

Bank of China Tower fue diseñada por el renombrado arquitecto estadounidense de origen chino I.M. Pei, creador de la controversial pirámide del Louvre en París —la cual me parece una solución genial para dotar al museo de un acceso adicional no solo para los visitantes, sino también para la luz natural.

Es mucho lo destacable de Bank of China Tower, pero hay dos detalles que me fascinaron. Primero, I.M. Pei se inspiró en el bambú, que en China representa, entre otras, la prosperidad y sustento de la vida. La forma geométrica del edificio está compuesta de cuatro torres triangulares de vidrio y acero de diferente altura unidas en la base. Esta forma evoca brotes de bambú que nacen juntitos y luego sus tallos crecen a alturas diferentes. El segundo detalle son los triángulos transversales en su estructura, cuya función es transferir el peso a las columnas a la vez que son aprovechados estéticamente para realzar la forma distintiva del edificio durante el día y la noche.

Tomo la calle Des Voeux Road Central hacia el oeste, donde convive la arquitectura reciente de edificios como el HSBC Headquarters y el edificio colonial del Legislative Council construido en 1912. También me topo con los edificios de varias decenas de pisos construidos alrededor de los años sesenta que vi desde el Pico de Victoria. Ellos albergan en sus plantas bajas tiendas de todo tipo, cuyos coloridos anuncios invitan a los transeúntes a entrar.

Las calles en Hong Kong se caracterizan por ser estrechas. Muchas son de un solo sentido, unas cuantas tienen varios carriles en cada dirección, pero los automóviles deben convivir con el tram. Los callejones peatonales Li Yuen Street West y East alojan un mercado que no niega el espíritu chino de Hong Kong, una Región Administrativa Especial de la República Popular China. Ahí encuentro todo tipo de mercancía, desde ropa y accesorios hasta alimentos frescos, como ancas de rana. Negociar resulta indispensable y se puede hacer en inglés porque los locales hablan ese idioma. Hong Kong también ofrece centros comerciales con marcas internacionales y servicios excepcionales, como el IFC Mall. En la estación de metro Hong Kong ubicada en este centro comercial, unas 60 aerolíneas ofrecen servicio de documentación de equipaje a los viajeros. ¿Acaso se puede esperar menos de uno de los puntos logísticos más importantes del mundo?


Calles de Hong Kong. Cortesía: Wix.
Calles de Hong Kong. Cortesía: Wix.

El skyline nocturno de Hong Kong también es reconocido por sus edificios iluminados que se reflejan en el mar. Para exaltar esta vista aún más, diariamente a las 8 PM tiene lugar el espectáculo Symphony of Lights. Tomo un ferry en el embarcadero 80 para cruzar la Bahía de Koowlon y tener el Puerto de Victoria frente a mí. La mejor visibilidad se encuentra sobre el muelle Tsim Sha Tsui, entre Avenue of Stars y Hong Kong Cultural Centre. Hay que llegar puntualmente, pues Symphony of Lights solo dura 10 minutos. En el show de luces y sonido participan más de 40 edificios, sus luces y rayos láser se encienden y apagan en sintonía con la música del episodio en cuestión: Despertar, Energía, Patrimonio, Asociación y Celebración. Definitivamente la estrella del espectáculo es Bank of China Tower: el contorno de sus triángulos se prende y se apaga en innumerables combinaciones en una danza juguetona.



Una vez de regreso en la isla principal de Hong Kong, tomo un taxi que me lleve a Lan Kwai Fong para cerrar la noche con una cena y tragos. El taxi arranca y me siento en una montaña rusa que sube, baja, vira a un lado y luego al otro en curvas cerradas, pero con el peralte exacto, es divertido. El taxista frena abruptamente para dejarme en Stanley Street, donde abundan los restaurantes de comida local, como la sopa ácida, el dim sum, bocadillos típicos chinos servidos en canastas de bambú, y el tradicional arroz blanco.

Finalmente, camino por los callejones concurridos de Lan Kwai Fong, que alberga galerías de arte. Escucho conversaciones en mandarín, inglés, francés e hindi al abrirme paso entre la multitud de jóvenes, tanto locales como expatriados, que se alistan para la diversión. Me siento en un bar a disfrutar de una cerveza clara proveniente de china, mientras escucho al grupo en vivo tocar los éxitos mundiales del momento y comienzo a despedirme de Hong Kong.


Carla Pascual es autora de Descubrirme en Qatar, libro autobiográfico, y el primero escrito en español y que ofrece la mirada de una latinoamericana sobre la cultura árabe musulmana, pues las narrativas sobre Arabia usualmente provienen de EUA y de Europa.

A la venta en México en Librerías Gandhi e independientes y con NitroPress en ferias del libro, su tienda virtual y por WhatsApp +525512287960

 
 
 

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